¡Gracias por venir! Lo pasé de maravilla, pude disfrutar de un Montpellier un poco más 'sofisticado' y menos erasmus (que a veces se agradece) y comimos estupendamente.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
VIAJE DE CALIFORNIA 3ª PARTE (y última): SAN FRANCISCO y BERKELEY
POR FIN la última parte del viaje. Sí, ya se que soy un desastre pero el último mes ha sido de encierro considerable en la biblioteca y de muchos momentos de vaguería como para ponerme a escribir. ¡Y este viaje quería contarlo bien!
San Francisco... una ciudad que vi en un día (la prima Julia se encargó de organizar un tour de 10horas - por lo que nos cundió parecieron 48h - que me permitieron conocer SF bastante a fondo, ¡gracias juls!), en una jornada maratoniana, pero que me dejó absolutamente enamorada. Todas las calles y casas tienen algo, pasear es un regalo para la vista, ¡una gozada!
El día empezó muy temprano ya que mi avión llegó a las 8 de la mañana y directamente fuimos a ver la Bahía, Alcatraz, la plaza de Guirardelli's (¡que chocolate tan bueno!), Chinatown... Luego Julia había elegido un restaurante buenísimo de sushi donde nos pusimos las botas. Para llegar, nos dimos una buena caminata aunque mereció la pena porque me permitió ver calles de la ciudad menos turísticas y con mucha gracia.
Después de comer, fuimos a pasar la tarde a Haight St que está llena de tiendas vintage y con cosas de segunda mano (ya tocaban unas compras, jaja) y fuimos paseando hasta el Golden Gate Park... y desde allí... ¡directas a Berkeley!
La verdad es que el campus me pareció precioso, ENORME y con un ambientazo universitario muy envidiable. Los edificios increibles y la biblioteca... ¡un sueño! Por supuesto, llenita hasta los topes. Está en un barrio muy bohemio, muy auténtico y repleto de pequeñas cafeterías y restaurantes únicos. Comimos en un sitio de ensaladas estupendo, tomamos el postre en Cafe Gratitude (un sitio inolvidable) y conocí a los amigos de Juls en el tipico pub americano, donde todas las cervezas estaban maliiiiisimas (nos hicieron una degustación a ver si con alguna había suerte pero... ¡acabamos con vino!).
A la mañana siguiente, después de un desayuno a la francesa delicioso, ya tocaba la vuelta a San Diego para coger el avión de regreso a Paris. Me fui con gran pena por no haber podido pasar más tiempo en esta ciudad tan increible, pero con gran sabor de boca y, sobre todo, ¡muchas ganas de volver!
Creo que más palabras no van a ayudar a apreciar San Francisco, así que os dejo con las mejores fotos del viaje...
El mítico tranvía de SF |
El Golden Gate en un día nublado |
Alcatraz a lo lejos |
Chinatown |
Cafe Gratitude |
Juls et moi en People's Park |
LE BEAUJOLAIS EST ARRIVÉ!
El BEAUJOLAIS ha sido uno de nuestro grandes descubrimientos (por el momento) franceses. A pesar de que - ¡y ahora me entero!- es conocido a nivel mundial, en Montpellier ha sido la primera vez que he oido hablar de este vino y es donde nos han contado su historia. Estando mis padres de visita fuimos a cenar y vimos el primer cartel que decía "Le Beaujolais nouveau est arrivé" y lo probé por primera vez, muy rico y un sabor fresco. Poco a poco me fui dando cuenta que todas las tiendas de vino de la ciudad tenían carteles enormes anunciando la llegada del Beajoulais (más que la de la Navidad, vamos). Así que Eugenia y yo decidimos comprar un par de botellitas (por lo visto, ¡las últimas que quedaban en la tienda de vinos! - se trata de un claro caso de tonto el último). El vino está bueno (según mi padre un peleón bien vendido) pero lo que le da la gracia es el revuelo que se organiza a su llegada.
Carteles de este tipo en todas las tiendas de vinos |
Esta es la historia...
El Beaujolais es un vino tinto producido en la región de Beaujolais, que se fermenta durante unas semanas y se vende a partir del tercer jueves de noviembre durante un tiempo reducido.
En su región de origen, el Beaujoulais siempre había sido un vino del año con el que se celebraba el fin de la cosecha. Pero en 1937, se reguló que este vino sólo podía venderse oficialmente a partir del 15 de diciembre, aunque en 1951 la fecha se rebajó al 13 de noviembre.
Uno de los miembros de la unión vinícola de Beaujolais y, productor del mismo, Georges Duboeuf, decidió lanzar una gran campaña de marketing y aprovechar la restricción impuesta. Para conseguirlo, se creó una carrera que consistía en llevar las primeras botellas de Beaujolais a París y que recibió mucha atención mediática. Hacía la década de los 70, la tradición se había extendido por todo el territorio francés y se había convertido en todo un evento nacional. En las décadas sucesivas, se fue contagiando a otros países (incluidos Asia y EEUU - donde se toma por 'Thanksgiving').
A día de hoy, los viñedos Duboeuf siguen siendo los mayores productores de Beaujolais, diseñando cada año una original etiqueta para su Beaujolais Nouveau.
Alguna de las etiquetas del Beaujolais Georges Duboeuf |
Si el año que viene tenéis oportunidad... ¡os recomiendo que lo probéis!
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